
"Vicente López se fue a emborrachar al cementerio para que su mujer no lo regañara, pero a los muertos no les gustó la falta de respeto y unas calacas salieron a quererselo llevar a la tumba y Vicente da gracias a San Miguel Arcángel por haber intervenido liberándolo de las descarnadas manos de los muertos para que pudiera escapar y promete no volver a beber."