

En esta Navidad seremos pocos a la mesa ya que una parte importante de la familia fue secuestrada por sus novios para ir a tierras cálidas y lejanas; Así que no pienso cocinar, mejor compraré algo ya preparado y así me ahorro trabajo.
Exvotos y retablos mexicanos y algo mas.
Nunca una bronquitis me había tumbado en la cama como ahora, no entendía que la gente se quedara acostada por un resfriado, pero después de la fiebre muy alta que he tenido ya entiendo un poco mas, no llegué a alucinar pero casi casi.
Hay santos simpáticos, santos grises y santos antipáticos. Uno de mis preferidos es San Pascual Bailón, el santo patrón de las cocinas y cocineros. Este santo era un hermano lego que trabajaba en la cocina del convento, cuenta la leyenda que el gustaba de sumergirse en sus oraciones y entonces venían los ángeles y preparaban la comida que siempre estaba lista a tiempo.
La oración para que el santo nos haga un milagro (si se reza dando unos pasitos de baile es aun mas efectiva) es la siguiente :
San Pascualito,
San Pascualito,
Tú pones tu granito
Y yo pongo otro tantito.
San Pascualito era portero
Y a los pobres daba pan
Y el pan se convirtió en rosas cuando venía el guardián.
San Pascual Bailón
Báilame en este fogón
Tú me das la sazón
Y yo te dedicó un danzón.